Es apropiado considerar la particular numeración de los triunfos. Parece algo natural que para un matemático la serie de números naturales empiece con el cero, pero esto, sin embargo, resulta muy desconcertante para las mentes que no han sido entrenadas en las ciencias matemáticas. En los ensayos tradicionales y libros sobre el Tarot, la carta numerada con el “0” se supone situada entre las cartas XX y XXI. El secreto de la interpretación iniciática, la cual ilumina el significado total de los Triunfos consiste sencillamente en volver a colocar la carta numerada con el “0” en su lugar natural, el cual es lugar en el que cualquier matemático la pondría, esto es, anterior al número “Uno”. Pero todavía existe una peculiaridad, una perturbación en la secuencia natural. Esta consiste en que las cartas VIII y XI tienen que ser intercambiadas con el fin de conservar la atribución. Ya que en la carta XI, llamada “La Fuerza”, aparece un león, por lo que es bastante evidente que hace referencia al signo zodiacal Leo, y en la carta cuyo número es VIII, llamada “La Justicia”, se encuentra representada la simbología convencional: la figura entronada, con una espada y una balanza, lo cual resulta que, de manera obvia, se refiere al título zodiacal del signo de Libra, la balanza.
Frater Perdurabo hizo un estudio muy profundo del Tarot desde su iniciación en la Orden; por lo cual, tres meses después, alcanzó el grado de Practicus; en calidad de tal, estaba autorizado a conocer la Atribución Secreta. Estudió constantemente ésta y todos los manuscritos explicativos anexos. Indagó sobre todas estas atribuciones, desde los números hasta las formas en la naturaleza, y no encontró nada incongruente. Pero cuando transcribió el Libro de la Ley a partir del dictado del mensajero de los Jefes Ocultos, parece ser que realizó algunas deducciones, inducido por las palabras del capítulo I, verso 57: “la Ley de la Fortaleza, y el gran misterio de la Casa de Dios” (“la Casa de Dios” es uno de los nombres del el Triunfo del Tarot con el número XVI), y por efecto de esto se dijo a sí mismo: “¿Tengo las atribuciones correctas?”. Y surgió entonces una respuesta intercalada, “Todas esas antiguas letras de mi libro están bien; pero Tzaddi no es la Estrella. También esto es secreto; mi profeta revelará todo al sabio”. Esto era demasiado perturbador. Si Tzaddi no era “La Estrella”, ¿entonces cuál era? ¿Y cuál era Tzaddi? Durante varios años intentó intercambiar esta carta, “la Estrella”, la cual está numerada XVII con alguna otra. No tuvo éxito. Fue años más tarde que la solución vino a él. Tzaddi es “El Emperador” y, por consiguiente, las posiciones de XVII y IV deben ser intercambiadas. Esta atribución es muy satisfactoria.
Sí, pero es bastante más que satisfactoria; es, para decirlo de forma clara, la mejor evidencia posible, la más contundente, de que el Libro de la Ley es un mensaje genuino de los Jefes Secretos.
Pues “La Estrella” se refiere en el Zodíaco a Acuario, y “El Emperador” a Aries. Ahora bien, Aries y Acuario están a cada lado de Piscis, tal y como Leo y Libra están a cada lado de Virgo; esto significa que la corrección del Libro de la Ley proporciona una perfecta simetría a la atribución zodiacal; de esta manera se forma una curvatura en cada extremo de una elipse que corresponde exactamente con la otra curva que se encuentra hacia el otro extremo. Todo esto puede sonar muy técnico; de hecho, lo es; pero entre más se estudia el Tarot, más se percibe la admirable simetría y perfección del simbolismo. Es más, hasta para el profano es evidente que el equilibrio y la proporción son esenciales para cualquier forma de perfección, y la aclaración de estos dos puntos oscuros en los últimos 150 años es indudablemente un fenómeno muy destacable.”
Extraído de “El Libro de Thoth” de Aleister Crowley
*Nota: Tzaddi es la letra número 18 del alfabeto hebreo.
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