El que ha sabido de sufrimientos, ausencias y carencias, sabe demasiado de lo que es tener caricias, atenciones, alivios y presencias.Es muy acertada la frase popular: "dime de qué careces y te diré de qué presumes", porque lamentablemente, aquellos que van por la vida presumiendo constantemente de ciertos aspectos suyos... se dejan ellos mismos en evidencia acerca de lo que carecen tanto... por eso refuerzan tanto ante el mundo lo que supuestamente tienen, porque seguramente de eso precisamente carecen.Pero hay personas que carecen y en lugar de presumir y autoengañarse, APRENDEN. Y en ese aprendizaje entienden mucho de ellos mismos, y entre algunas de las lecciones emerge con sabiduría el concepto de que a pesar de carecer en nuestras historias de ciertas cosas que otros tienen, básicas, como familia, cariños, comida, techo, seguridades, amigos, salud... se puede seguir viviendo y creciendo, y si se van asumiendo las realidades que nos tocan vivir, por más duras que sean, tarde o temprano se pueden armar nuevas familias, conocer nuevos amigos, recorrer nuevos y maravillosos caminos, cobijarnos en nuevos techos, sentir la presencia y el cariño de seres que llegan sin permiso y se instalan en nuestra historia con tanto amor y firmeza...Es impresionante, pero cuando aprendemos de lo que carecemos, encontramos formas naturales de obtenerlo, sin enojarnos tanto con la vida y sin enfermar tanto al cuerpo.Sin duda, el que sufrió tiene la capacidad, en esas manos destruidas por las luchas con la vida, de acariciar con una ternura y una capacidad de contención admirables a ese pequeño y frágil cuerpo.A veces el mejor apoyo lo encontramos en los lugares más insólitos.Ps. Patricia Cabrera Sena - www.suconsulta.com |