 El verdadero amor va cavando lento pero profundo, encuentra caminos que nadie transitó antes para unir almas, inventa formas insólitas de conectarlas aún con huracanes soplando en contra, y de un modo perseverante y constante crea, origina, construye, avanza, conquista, seduce y cala hondo en dos historias volviéndolas una.Pocos se dan cuenta de su recorrido. Se hacen casi sin darse cuenta. Las personas comienzan el camino a través de tantos vaivenes, que incluyen no sólo los sentimientos, sino fuertes hechos, porque la vida de ambos sigue en otros aspectos y se cuidan tantos frentes juntos, que cuando se detienen un momento, tan sólo un momento de la mano a mirar para atrás, se sorprenden del camino que hicieron juntos, de lo sólido que se volvió el vínculo, de lo importante que llegó a ser el otro en la vida de uno, de todo lo que crearon, de los hilos invisibles que los unen, que antes no veían pero que ahora le dan oxígeno para continuar en la vida.Se dan cuenta de la importancia de la presencia del otro, del eco de su sonrisa, hasta de las discusiones por tonterías. Todo fue un eslabón que los unió más y más, que los ayudó a conocer mejor al otro y a sí mismos.Crecieron juntos, avanzaron juntos, y cuando uno se tropezó el otro se sentó a su lado animándolo para que vea sus potenciales para levantarse, y cuando se levantaron lo hicieron juntos, y aprendieron juntos, y de nuevo otro eslabón más se unió a la cadena invisible que los unía y que ni ellos mismos veían, que ni nombre le ponían, pero es tan pleno ese momento en el que dos se detienen a mitad del recorrido, miran para atrás y lo único que ven en la construcción impactante que crearon que hubo sólo una razón para hacerla, para crearla, una sola energía que la facilitó, un solo motor encendido que justificó cada logro, que acompañó cada sonrisa y cada lágrima compartida.Todo fue juntos, todo fue entre dos, todo fue AMOR.Ps. Patricia Cabrera Sena - www.suconsulta.com |
