Reflexionemos sobre cómo hemos crucificado nuestra feminidad para encajar en un mundo de hombres, lo que también es mentira, porque en este mundo hay más mujeres que hombres y nosotras damos a luz. Esto es como la historia de qué vino primero: el huevo o la gallina. ¡Por supuesto que nosotras! El hombre nace de una mujer y va a otra mujer. El pene va a la vagina, el espermatozoide al óvulo... la naturaleza no puede estar equivocada. Despiérta. Honra tu esencia femenina.
Cada vez que un hombre hace un comentario despectivo, no decimos nada, asentimos. Incluso hay hombres que hacen comentarios negando la esencia femenina, divina y universal. No hay espacio para ellos, ni para su ignorancia y su falta de valentía para reconocer que hay mujeres que seguimos nuestro deseo. Así que no nos tenemos que excusar por ello.
Y el problema no está en ti, sino en la sociedad, en lo que nos enseñan en el colegio, la postura de las viejas generaciones, la tradición, la traición tácita que empieza cuando nos dijeron que no podíamos llorar, que estamos feas cuando lloramos, que no te toques aquí, que no te toques allá, que no digas que tienes el período, etc.
Quedarnos calladas no es una opción. No podemos perpetuar esta idea obsoleta del patriarcado.
Esto tampoco se trata de ser feminista, sino que para que lo femenino y lo masculino se unan, tienen que estar armonizados, y todos sabemos que todavía hay mucha diferencia.
Una vez que estemos a la par y podamos realmente trabajar juntos, tendremos una sociedad vibrante, llena de vida, y buscaremos la evolución y el avance.
En esta era de información, tenemos todas las herramientas a mano para hacer el cambio, pero es tu decisión si abres los ojos o no.
Fuente: miastral.com |