Muchas veces callamos cosas porque pensamos que no es el momento, no es la ocasión, no tendríamos que decir verdades que duelen, o por temor a la reacción de la otra persona, y como consecuencia lo único que logramos es ir acumulando dentro más y más pesos que nos agobian, nos asfixian, nos cansan, nos apagan, nos deprimen, y nos quitan vida, porque del mismo modo que se van juntando y llenando adentro aspectos negativos, les van quitando espacio a todo lo positivo y que nos puede energizar, dar salud, y una visión más despejada y optimista de la vida.Si comparamos el mundo interior con espacios palpables, una casa, una caja, un armario ropero, donde las personas van guardando y guardando sin detenerse todo lo que lo pone mal, lo descompensa, lo debilita, lo confunde, el resultado final es obvio: abre la puerta de tu interior y veamos qué se te cae encima. Quizás ya sea hora de hacer limpieza interior, de buscar lugares y personas donde evacuar las cosas, decirlas, no callarlas, depositarlas en el lugar que corresponde.Y si el otro se pone mal, quizás era algo necesario para que esa persona lo enfrente, no para nosotros, no tenemos por qué cargar con pesos ajenos.Hay personas que cargan toda una vida con bultos de otros. Y cuando por fin lo ponen fuera, en el lugar adecuado, se liberan y vuelven a nacer, vuelven a la vida, entienden todo mejor, se vinculan con el entorno mejor, y hasta inician mejores relaciones.A veces creemos que callar es lo mejor para el otro, pero lo único que estamos haciendo es protegerlo de él mismo, de sus propias debilidades e incapacidades. Si el otro reacciona mal ante verdades que duelen, no es problema nuestro, es problema del otro, no podemos callar por temor a lo que sucederá luego que se digan las cosas bien claras.También es cierto que muchas veces el otro nos sorprende con sus respuestas, y nos hace razonar mejor, y nos quita los miedos, y la relación se pule, se arregla, se perfecciona, se fortalece y ambos crecen.Por eso, la próxima vez que demores hablar algo o encarar algo en tu vida, cuestiónatelo, pregúntate a ti mismo si en verdad callar es lo mejor para ti, y si hay otros involucrados, para el otro.Hablar de frente puede traernos un gran dolor en el momento, pero también puede significarnos una gran solución y limpieza interior.Cuida que no se vuelva costumbre guardar tanto los enojos, las decepciones, las rabias, las tristezas, los miedos, las injusticias, los dolores. Abre las puertas de tu cuarto oscuro y deja que entre luz y oxígeno, ventila tu mundo interior, y genera espacio para algo nuevo y sano.Ps. Patricia Cabrera Sena - www.suconsulta.com |