El Oráculo de Delfos, situado en un gran recinto sagrado, consagrado al dios Apolo, fue uno de los principales oráculos de la Antigua Grecia.
En el Oráculo de Delfos, antes de plantear cualquier consulta a los dioses, la persona tenía que investigar su propia esencia.
Ese era el punto de partida para comprender el mundo.
Inscripción
Esta inscripción se podía leer dentro del templo de Delfos:
“Te advierto, quienquiera que fueres tú, que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros. Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”.
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