Aitzbitarte (o Aitzpitarte) es un pequeño monte calizo situado en Renteria, Gipuzkoa, en un paraje conocido como Landarbaso. Este monte alberga un conjunto de cinco cuevas, que han sido denominadas Aitzbitarte I, II, III, IV y V.

Las cuevas se han numerado a partir del riachuelo que discurre a sus pies. Este riachuelo, que desemboca en el río Urumea, ha abierto en esta zona un valle en “V”, y es también el autor de las cuevas, de hecho, a través de ellas desembocaba en el río Oyarzun.

Las primeras excavaciones datan de 1892. Los descubrimientos efectuados hasta el momento demuestran la existencia de presencia humana hace 27.000 años, durante la cultura del Perigordiense (Paleolítico superior).

La gama de útiles hallados es muy amplia y representativa de los distintos períodos que conforman el Paleolítico Superior: las raederas, denticulados, raspadores, buriles y puntas foliáceas son algunos de los más frecuentes y representativos, apareciendo con sus diversas variantes correspondientes a los distintos momentos de ocupación de estas cuevas.

En los restos faunísticos recuperados en las cuevas de Aitzbitarte IV las especies mejor representadas entre los mamíferos ungulados son el ciervo y el sarrio; pero también aparecen en una proporción menor los grandes bóvidos, la cabra montés, el corzo y el caballo. En cambio, en Aitzbitarte III predominan los grandes bóvidos, bisonte y uro, siguiéndoles el ciervo y el sarrio.

Se han encontrado pinturas rupestres de gran valor, ya que se trata de unas imágenes paleolíticas de animales, de hace unos 14.000 años, grabadas en arcilla, únicas en la Península Ibérica por la técnica con la que fueron realizadas y están en un excepcional estado de conservación.

Existen representaciones animales, entre ellas bisontes y caballos, uno de los caballos de metro y medio. También hay dos vulvas, una de las cuales tiene un metro de altura.

El yacimiento de Aitzbitarte no es rico en restos humanos, aunque sí se han localizado algunas piezas de la dentición de leche de uno o de varios niños que seguramente correteaban por la cueva, por lo que no se descarta que en un futuro puedan encontrarse otros huesos en las partes de la gruta que aún no han sido excavadas.