Hay hechos, circunstancias, emociones y sensaciones que misteriosamente parecen repetirse en nuestra vida. No siempre con las mismas personas o relaciones. Es el hecho en sí el que se repite, el problema de base, no las personas.

Un conflicto reincide igual con muchos vínculos y situaciones, y la persona lo siente más como algo personal más que generado por otros.

En el fondo sabemos que algo extraño e íntimo nos sucede con esos eventos o esa forma de relacionarnos con los demás. Algo adentro quiere hablarnos pero jugamos a los distraídos, minimizamos los hechos, no lo queremos pensar mucho porque a nivel consciente no lo entendemos, sabemos que solos no podremos salir de esa trampa emocional, la sensación de que algo extraño nos domina y nos lleva a repetir emociones, o transitar las mismas coyunturas, o problemas con otros o con nosotros mismos.

En el inconsciente se depositan todos aquellos conflictos no superados, no encarados, reprimidos, y (si podemos) olvidados, suprimidos, y hasta eliminados del estado consciente.
El conflicto interno, cuando llega a verbalizarse, a ponerse afuera, a encararse, toma dimensiones incontrolables que desbordan a la persona emocionalmente, y sabe que no puede solo con ellas, necesita un recipiente firme y sólido donde evacuarlas, donde ponerlas.

Ese es el fin de la terapia. Para eso se formaron profesionales. Para intentar enseñarte, y animarte a enfrentar tu inconsciente, sacarlo a flote, atender tus conflictos, tratarlos y superarlos.

Mientras juegues al distraído con el problema obstinado que se reitera con insistencia el combate interno continuará golpeando tu puerta, la voz insistirá por ser oída, buscará filtros de salida y expresión, una parte de ti no entenderá por qué eso sucede, y otra parte muy a nivel latente conoce la razón.

Tienes que equilibrar tus voces internas, la que te protege del conflicto oculto y la que queda opacada, anulada, por mil distracciones que usas para no escucharla.

Si logras sentir a ambas voces una parte de ti entrará en armonía, una parte de ti se limpiará, una parte de ti (la que sabe del problema) se liberará, y el conflicto ya no se repetirá. Tu psiquismo no sufrirá más de luchas internas. Ambas fuerzas opuestas lograrán firmar un pacto de paz. Tú serás el primer beneficiado de ese acuerdo.

Si algo insiste en repetirse en tu vida, que te genera mal sabor, lágrimas, incredulidad, confusión… hay una voz dentro de ti que no escuchas... déjala salir y expresarse, para ti será un modo de superación.

Fuente: Ps. Patricia Cabrera Sena – www.suconsulta.com

Ilustración: Marta Dahly