La madre nos enseña a recibir amor, a pedir abrazos, a desarrollar la ternura, cariño, dulzura.
Quién está en conexión y armonía con su madre BRILLA. Quien rechaza a su madre, generalmente también rechaza a una pareja. Quién se cree superior a su madre, inconscientemente no se permite una vida plena. Quien no respeta a su madre, tampoco lo hará con su pareja.
Es inútil trabajar sobre la relación de pareja mientras uno de los dos no está en armonía con su madre. No nos permitiremos abrazos ni vínculos amorosos, fluir en armonía si el vínculo con la madre está roto. No podemos permitimos vivir toda una vida desde el resentimiento porque nuestra madre no nos dio amor, nos abandonó, maltrato, humilló.
Todo lo que recriminas de ella, la vida se encargará que lo veas en ti y en tus relaciones amorosas o próximas.
Tu madre fue el canal de tu existencia, sin duda tuvo una vida más dura, más difícil, más solitaria que lo que tú puedes comprender. Ella tal vez no tuvo el nivel de consciencia que tienes tú, ni la oportunidad de sanar. Esto no significa que no haya sufrido, créeme ella también tuvo una madre distante, fría y conoce el desamor. Tú eliges romper el patrón doloroso o repetir el mismo programa. Desconoces muchos de sus dolores, sus abusos y miedos.
Tú abuela tampoco tuvo el nivel de consciencia, ni una crianza amorosa para recibir y dar amor.
Rompe el ciclo que por generaciones ha causado conflictos emocionales y fuertes lealtades.
Cuando trabajas en sanar el vinculo con la madre, todas tus relaciones comienzan a fluir, incluyendo la pareja, el trabajo, dinero, éxito y abundancia, la salud, la mirada de tus hijos, son energías que fluyen con el vínculo de nuestra madre.
Sanar a la madre no es llegar a ser mejores amigas, ¡es tomarla!
Gracias mamá. Gracias por la abundancia. Gracias por la vida.
Fuente: Cecilia Herminia Marquez |