¿Cuánto vale una botella de agua, de esas pequeñas, en un supermercado? ¿Veinte o treinta céntimos, tal vez?
Y esa misma botella de agua, ¿cuánto vale en un bar? ¿Un euro, un euro con veinte céntimos?
¡La misma! ¡La misma botella de agua!
¿Y en un restaurante de lujo de tu ciudad? ¿Dos euros, dos euros y medio, puede ser?
Pero ahora, ¿cuánto vale esa botella de agua en un aeropuerto? ¿Esa misma botella de agua en un avión? ¿Tres euros, tres euros y medio?
¿Y eso porqué? ¿Qué quiero decirte con todo esto?
Que el mismo contenido, la misma marca, la misma botella, en diferentes lugares vale diferente.
Y eso significa que, muchas veces, pierdes valor o crees perder valor porque estás rodeado de gente que no te valora.
En ocasiones, sólo hace falta cambiar de lugar para que tu valor aumente.
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