Algunos secretos que conocen tus zapatos: sus mensajes hablan de la vida no vivida
A través de nuestros zapatos entramos en contacto con el territorio que ocupamos.
¿Y si me pongo unos zapatos que no son los míos?
Nunca será cómodo caminar con zapatos ajenos, es decir con aquellos que no se ajustan a lo que somos. ¡Como afirma Alejandro Jodorowsky ser lo que eres es la máxima felicidad! Por tanto son los zapatos los que tienen que adaptarse a nuestro pie y no al revés.
¿Qué sucede si frecuento lugares en los que preferiría no estar?
Cuando por obligación nos movemos por un territorio que no deseamos podemos enfermar.
Otra posibilidad es ir descalzos por la vida
El pie descalzo es un signo de libertad, de contacto con la tierra.
Unos ejemplos generales (para invitarnos a la reflexión) sobre la forma de los zapatos:
- Los altos para elevar nuestro punto de vista, “para mirar desde más arriba”. Los planos cuando no queremos llamar la atención
- Los blandos para movernos sin hacer ruido, para que nuestros pasos resulten silenciosos. ¿Es posible que dudemos de nuestro derecho a mostrarnos?
- Zapatos estrechos que nos provocan dolor a cada paso, ¿cómo castigo por avanzar, por destacar sobre nuestro clan, por diferenciarnos?
- Zapatos demasiado holgados donde nuestro pie no queda sujeto. ¿El territorio por el que nos movemos es excesivamente grande y descontrolado?
- ¿La punta de los mismos redondeada, o en punta para poder abrir nuevos caminos?
- Zapatos eternos son aquellos que usamos hasta que se caen a pedazos. ¿No queremos cambiar, deseamos que todo continúe igual?
¡Reflexiona sobre la relación que tienes con tus zapatos y averiguarás claves importantes!
Fuente: Plano Sin Fin
Ilustración: René Magritte
|